6.3.18

Taxis

Un lugar cambia mucho en muy poco tiempo. Me sentía orgullosa de conocer todos los bares y cafés del centro. Orgullosa de tener recuerdos en cada uno de esos sitios, de saber de memoria el corazón de un pedazo de tierra en este gran mundo. Pero me fui unos meses. Y al regresar, ya no era el mismo centro, ni era la misma yo. Y me perdí. No supe cómo caminar de regreso a casa. Era como si mi brújula hidrocálida se hubiera averiado. Tuve que tomar un taxi. Un taxi rojo. Todavía son rojos los taxis.

Luego me reencontré con un viejo amigo que tampoco nació aquí y que también se irá. Nos iremos de aquí. Se siente raro saber que Aguascalientes seguirá cambiando en nuestra ausencia, que cambiaremos nosotros y también cambiará nuestra amistad. Y quién sabe, tal vez cuando regresemos para recordar, o para hablar con los fantasmas, o para buscar algo que perdimos y extrañamos, los taxis, los taxis ya no serán rojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario